Confieso que he bebido y otras crónicas del buen comer /
- 153 páginas : ilustraciones a color ; 18 x 24 cm
- Biblioteca Chilena. .
Prólogo / Pedro Pablo Guerrero. -- Presentación. -- A la mesa con Jorge Teillier / Ramón Díaz Eterovic. -- Los "bares metafísicos" de un poeta. -- Peregrinación a la ermita y otras caletas de vitacura. -- En un viejo café. -- Un "orquídea" en el barrio alto. -- Breve viaje a la Isla de Pascua. -- Confieso que he bebido. -- Un niño come en la frontera. -- Rituales sureños de la sangre. -- Magallanes, o el buen comer. -- Hoteleros franceses en la Araucanía. -- Pablo de Rokha y unas patitas de vaca. -- Cuando de Chile me voy. -- Balconcillo. Un barrio bravo de Lima. -- Comer y beber en Honduras. -- Sabor de Panamá. -- ¿Qué comían los piratas?. -- ¿Qué comen los yugoslavos?. -- Bach, el café y el tabaco. -- La última cena de Carlota y Goethe. -- La lira gastronómica. -- "El vino del solitario", de Charles Baudelaire. -- "En el Bodegón Verde", de Jean Arthur Rimbaud. -- "El pan", de Francis Ponge.
"Estamos en la década de 1980. Jorge Teillier es un exiliado en Santiago de Chile. Su familia cotidiana son su compañera, Cristina, y los parroquianos-amigos del restaurante Unión, más conocido como la Unión Chica. La familia directa ha debido repartirse por el mundo. En 1980 y 1981, por invitación de Enrique Lafourcade, el poeta escribe en el diario El Mercurio. Con amena erudición, ofrece crónicas sobre bares, restaurantes y costumbres culinarias de Chile y de países por donde anduvo de visita: Perú, Panamá, España. Dedica varios relatos a costumbres culinarias del mundo de antaño y de entonces. No falta, por supuesto, alguna crónica sobre comidas y bebidas de La Frontera, el terruño natal. Un recuerdo entrañable viene a mi memoria: primavera de 1981, hora de almuerzo en un restaurante de Papudo, con mi padre-poeta y Cristina. El disfrute es máximo: vista al mar, cariño, una conversación espléndida..., y mariscos y pescados que, por ausencia obligada del país, llevaba siete años sin gozar. De la mano de esa añoranza, invito hoy al lector a sentarse real o imaginariamente frente al mar y encarar la lectura de estas crónicas con una docena de ostras y un vino blanco, para invocar mágicamente la compañía insuperable del poeta Jorge Teillier." -- tomado de la página web de la editorial.