Nadie está seguro con un libro en las manos : Lecturas inconvenientes /

Umbral. -- Los peligros de la lectura. -- Extramuros. -- Kenzaburo oé: Saltar sobre ascuas. -- La necesidad de la sombra. -- Voces en busca de un cuerpo. -- La conspiración contra El Cairo. -- Control de voces. -- Inmigrantes y exiliados: el deseo doloroso de regresar. -- Árboles de batalla. -- Elogio del beso impuro. -- Vivir con el otro dentro. -- La más antigua querella del mundo. -- Comunicar lo común. -- El mundo guardó silencio cuando morimos. -- Victoria de la sal negra. -- La destrucción de los filósofos. -- Las ventajas de estar hueco (en un mundo demasiado lleno). -- Si es verdadero, es blanco. -- Lo nunca visto. -- Cacas secas, moscas frescas 66 intramuros. -- Rafael Barrett, la sombra en llamas. -- Chesterton: la revuelta del hombre común. -- Grandes ofertas a las puertas del juicio final (Karl Kraus y los últimos días de la humanidad). -- La question. La tortura: el oficio más antiguo del mundo. -- La literatura y el mal. -- La domesticación del mal. -- Egolatría. -- Cinco visiones. -- Algunos motivos para odiar a los inmigrantes. -- Variaciones sobre un tema de López Cuenca. -- Instrucciones para construir una ruina. -- Walt Disney y los terroristas suicidas. -- Si hay un terremoto, buscad refugio en la calle. -- Cierre. -- Los peligros del arte. -- Sobre los textos.

"La experiencia de la lectura viene siempre determinada por dos coordenadas materiales. Una tiene que ver con el texto, que nos llega en diferido, en la distancia de un pasado que, cristalizado y conservado entre las tapas del libro, como en una lata de conservas, dejó de existir hace ya tiempo y nos alcanza por tanto amortiguado, despuntado y vencido: es lo que llamamos ‘ficción’. La otra coordenada tiene que ver con el cuerpo del lector. La lectura reclama la postura sedente y condiciones más o menos confortables para la concentración. Ponerse a leer es, de alguna manera, aburguesarse. Se puede leer también, es verdad, en una trinchera o de pie en un vagón de metro, pero hasta tal punto el libro impone unas reglas ergonómicas de recepción que, apenas abrimos sus páginas, incluso baqueteados en medio de una tormenta, la lectura nos protege tanto de las verdades que contiene el libro como del mundo en que lo leemos. Esta diferencia en el tiempo y esta comodidad en el espacio constituyen la fuente de todos los peligros asociados a la literatura: el de que nos tomemos demasiado en serio lo muy lejano, como don Quijote, y el de que, al revés, nos tomemos como imposible o increíble lo más cercano." -- tomado de la página web de la editorial.